Leica M11-P Safari: elegancia y precisión en una cámara icónica. Inspirada en su historia militar, es el regalo perfecto para preservar la visión única de papá.
En 1960, la primera cámara Leica con esmaltado verde oliva fue creada para cumplir una misión clara: servir al ejército alemán en condiciones extremas. Así nació la Leica M1 “Olive”, un instrumento robusto, preciso y confiable. Su legado dio origen a toda una tradición que hoy cobra nueva vida con la llegada de la Leica M11-P Safari, el nuevo modelo de edición especial que fusiona herencia, diseño y tecnología de vanguardia.
La primera de estas cámaras pensada para el público civil fue la Leica R3, lanzada a finales de los años setenta. Su popularidad fue tal, que incluso circuló el rumor —confirmado años después— de que estaba disponible en el catálogo de compras a bordo del Concorde británico, descrita como “la mejor cámara SLR del mundo”.
A esta le siguieron ediciones como la M6 TTL Safari, la M8.2 Safari y la M-P (Typ 240) Safari, todas
convertidas hoy en piezas codiciadas por coleccionistas y amantes de la marca. Hoy, esa tradición continúa con la llegada de la Leica M11-P Safari, un equipo que continúa con este legado técnico excepcional.
El arte de fabricar cámaras con esmaltado especial es una de las tradiciones más cuidadas de Leica. La
M11-P Safari mantiene esa belleza con un acabado en verde oliva que se convierte, más que en un color, en una declaración de principios: fortaleza, elegancia, autenticidad.
Pero más allá del diseño —con detalles plateados, ausencia del emblemático punto rojo y el legendario grabado de Wetzlar, Alemania— esta cámara es también un símbolo de la visión que atraviesa generaciones gracias a una característica que enorgullece a la marca, su compatibilidad con todos los lentes del sistema M, fabricados a lo largo de más de 70 años.
Puede que fuera tu abuelo quien alguna vez comenzó esta pasión por la fotografía, y hoy, su lente sigue dando testimonio del mundo en manos de tu padre o a través de tu propia visión.
Y es que los padres —muchos de ellos fotógrafos, artistas narrativos, exploradores— también tienen una mirada que merece ser reconocida. Son más de lo que vemos en su día a día: tienen una sensibilidad que busca ser escuchada a través de imágenes memorables. Una mirada que revela, documenta y emociona.
Asimismo, la M11-P Safari está equipada con un sensor full-frame que permite capturar hasta 60 megapíxeles, con memoria interna de 256 GB y un monitor de cristal de zafiro resistente a los arañazos. Cada imagen es tan nítida como las memorias que se intentan preservar. Además, gracias a la tecnología Leica Content Credentials, también es posible asegurar la autenticidad de cada archivo, una herramienta indispensable en esta era digital.
Quizás este año, más que buscar el “regalo perfecto para papá”, se trata de pensar en cómo queremos conservar en el tiempo lo que vivimos con él. En cómo preservar no solo sus imágenes, sino también su forma de mirar el mundo.
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